EL LAZARILLO recoge, en forma autobiográfica, las andanzas de un muchacho a quien la pobreza obliga a ponerse al servicio de diversos amos -presentándonos así el panorama social de su tiempo- y a aguzar de continuo el ingenio para no morirse de hambre. Huérfano de padre, y siendo todavía muy niño, su madre lo entrega a un ciego para que, acompañándole y sirviéndole de guía, se gane la vida. [...]
Lázaro, mozo de muchos amos, no es realmente un pícaro, sino un niño ingenuo al que la vida malea y, aunque tiene una bondad natural [...], al final se acomodará a tener buena vida, a pesar de que ello suponga la pérdida de su honra.