El sentido estricto del término apócrifo es el de ´´textos no recogidos en la lista de las Escrituras´´. El mayor interés de los Apócrifos es proporcionarlos un reflejo del cristianismo popular de los orígenes, permitirnos penetrar en el alma misma, simple y fervosa, de las comunidades que recibieron con tanto amor la Buena Nueva. Hasta en sus errores, en sus impresiones, en sus distintas amplificaciones nos dejan sentir lo que debió ser la fermentación en aquellos medios en que la revelación evangélica venía a llenar una confusa y con frecuencia dolorosa espera, en que la aspiración hacia la justificación social se confundía con la exigencia de salud espiritual. Estos textos añaden a los datos esenciales hechos diversos, ecos, pequeñas historias. Puede suceder incluso que nos den precisiones sobre los usos y costumbres en materia religiosa, que muestren, por ejemplo, el uso de los sacramentos del Bautismo y de la Eucaristía en esas primeras comunidades.