Federico Gamboa fue un destacado diplomático y escritor. En su juventud Gamboa mostró una noble inclinación por las mujeres cortesanas y, según él mismo lo confesara, se acercó a ellas porque “en sus caras risueñas o cínicas, en la acogida que me dispensaban, en sus palabras libres y multicolores descubría un fondo de tristeza infinita, algo como el recuerdo esfuminado de día sin pan y noches sin abrigo, un secreto afán de que las trataran con acariño siquiera unos segundos