Las novelas cortas reunidas en este volumen, además de su elegante prosa, pueden valorarse como documento de la vida cotidiana del Porfiriato. Aparecen como personajes niños de la calle, comediantas, turistas, calaveras y burócratas. Los interiores de la ciudad son descritos a detalle; nos introducimos en los gabinetes privados de restaurantes, cuartos de vecindad y camerinos de bailarinas. Se vislumbran ya las preocupaciones de su novela más conocida, Santa. La última novela se sitúa en dos momentos delicados de nuestra historia: el Segundo Imperio y las vísperas de la Revolución.