Con los cuentos de terror y misterio que componen esta obra Edgar Allan Poe renovó el relato gótico hasta elevarlo a la categoría de obra maestra. El Dark romanticism de Poe comparte con el Trascendentalismo estadounidense su actitud de búsqueda espiritual de la trascendencia de la realidad aparente del mundo y la vida, pero rechaza su excesivo optimismo, su confianza en el ser humano, su creencia en la sabia divinidad de la naturaleza y su fe en la reforma social. Por el contrario, muestra una postura fatalista ante la vida y presenta el mundo a través de una luz siniestra que lo vuelve oscuro, decadente, misterioso y encubridor de mal infernal. La fascinación de Poe por el terror, lo macabro y lo sobrenatural se encarna en individuos proclives al pecado y la autodestrucción, en imágenes antropomórficas del mal, como diablos, fantasmas y vampiros, y en temas como la venganza, la culpa y la autopunición, el sadismo, la influencia del alcohol, el poder sobrenatural de la voluntad, o todos los relacionados con la muerte, como la descomposición de cadáveres, el entierro aún en vida o la reanimación de los muertos.