Para Kafka el acto de escribir es un acto de salvacion: Estoy embotado, soy de piedra, mi incapacidad de pensar, de observar, de comprobar, de recordar, de hablar, de compartir una experiencia, es cada vez mayor, me vuelvo de piedra si no me salvo en un trabajo, estoy perdido"". En este fragmento de su diario ( 28 de Julio de 1914) explica su salvacion, fundamentalmente como hombre, puesto el terreno en que se mueve es la literatura.