Frágil testimonio «del momento que pasa», «la poesía es la sombra de la memoria / pero será materia del olvido», palabras «que dicta en su fluir / el tiempo en vuelo». Los días no volverán, aunque cada día amanezca; la vida deja su estela remanente que no conduce a ningún lado, pues «a todas partes vamos a no volver. /Estamos por vez última / en dondequiera». Con poemas escritos entre 1969 y 1972, en Irás y no volverás José Emilio Pacheco plasmó una huella antes de que ésta fuera borrada por las arenas del tiempo, mediante su oficio que es remembranza y nostalgia, último «testimonio / del momento inasible».