Interesante el mundo de los diplomáticos a través del conocimiento de sus valores y deberes. Al conocer sus reglas se despeja el misterio que encierra. ¿Es la diplomacia un arte de astucia y engaño? Los cocteles y el frac, los conciertos y el ceremonial ¿son realmente la vida de la diplomacia? La línea que separa a la diplomacia de quienes diseñan la política exterior define el círculo de responsabilidades. Así se clarifican las virtudes que ennoblecen a la profesión y se justiprecian las habilidades, en donde meticulosos esfuerzos permiten alcanzar el cometido. El diplomático no es un ser solitario, pertenece al Servicio Exterior, un grupo de servidores públicos especializados; se le inculca espíritu de cuerpo y se fomenta un trabajo continuo y perseverante para lograr su meta. En cada diplomático existe una familia. ¿Cómo podrá desarrollarse normalmente sin perder su identidad? La diplomacia para la mujer es un verdadero desafío, ¿podrá seguir su carrera con éxito sin afectar su vida afectiva y familiar? Al final, comparte las preocupaciones de seguridad social como cualquier otro, el diplomático se organiza para atender sus circunstancias profesionales y su retiro. Las reflexiones en esta última etapa y las aportaciones que puede dar, después de haber acumulado una gran experiencia, producto de sus observaciones en el extranjero.