El Príncipe, de Nicolás Maquiavelo, es, sin duda, un clásico en el sentido más literal del término, pero también uno de los libros peor entendidos de la historia de la literatura mundial. Baste pensar en el sentido negativo que en todas las lenguas se da al término «maquiavélico», con el que usualmente se designa un uso del poder político carente de escrúpulos, en el que el fin justifica cualquier medio.
No ha existido hombre poderoso en la tierra, de Carlos V a Catalina de Médicis, de Luis XIV a Napoleón, pasando por los dictadores de la época contemporánea, que no hayan sido acusados de leer secretamente El Príncipe para obtener consejo e inspiración. Maquiavelo se esfuerza por extraer las relaciones, las constantes y aquellas leyes que permiten a los Estados durar y prosperar.
Ofrecemos aquí una edición especialmente cuidada de esta peculiar obra, acompañada de los comentarios de Napoleón Bonaparte y precedida de una introducción del reconocido especialista Giuliano Procacci.