La presente obra obedece a las siguientes consideraciones: Partiendo de la idea de Filippo Grispigni, quien consideraba que la Parte Especial era el propio y verdadero Derecho Penal, su espina dorsal, y siguiendo a Rafael Garófalo, quien buscaba un concepto de delito natural, valedero para todos los tiempos y lugares, considerándolo como la violación de los sentimientos altruistas de piedad (los homicidas) y de probidad (los ladrones), separando posteriormente, de los primeros, la delincuencia sexual, se programaron los cursos de la Parte Especial de Derecho Penal en el apoyo de la importancia académica y, además, por la aportación estadística de la criminalidad, sobre los tres tipos de los delitos siguientes: a) Delitos contra la vida y la integridad corporal; b) Delitos contra las personas en su patrimonio; y c) Delitos contra la libertad y seguridad sexuales. Emilio Pardo Aspe, eminente penalista y distinguido Ministro de la Suprema Corte de justicia, afirmaba que el repertorio de delitos del Código Penal, en realidad se compone de tres delitos conceptualmente sinceros (homicidio, violación y robo), siendo los demás meras paráfrasis de ellos. La pretensión de agotar el estudio de todas y cada una de las figuras punibles, no solo las que están en el Código Penal sino las que están en muchísimas leyes especiales, se limitaría a simple comentario de poca trascendencia, supuesto que sacrificaría la eficacia del objetivo de los cursos de la Parte Especial del Derecho Penal, o sea, que el estudioso adquiera la metodología y la técnica adecuadas para que pueda abordar con éxito el estudio de cualquier figura delictiva.
