En el Londres victoriano tardío el nombre de Oscar Wilde sonaba por todos lados, era reconocido como uno de los más destacados escritores de la época. Su fortuna, sin embargo, dio un drástico giro en 1895, cuando se enfrentó al marqués de Queensberry, padre de su amante Lord Alfred Douglas, en un escandaloso proceso penal. Repudiado por la misma sociedad que meses antes lo aclamaba, Wilde fue condenado por sodomía e indecencia. Su paso por la cárcel acabó con él, pero de esa experiencia desgarradora surgieron dos de sus mejores obras y, tal vez, las más introspectivas: De Profundis y La balada de la cárcel de Reading.
Durante su estancia en la prisión de Reading, concretamente el 7 de julio de 1896, un hombre de 30 años de edad murió en la horca. La desesperanza de ese hombre condenado y la angustia ante la cercanía de esa muerte inexorable, llevaron a Wilde a escribir este poema. En sus líneas se respira el desamparo de una vida encarcelada.
Nacho Chincoya, pintor chiapaneco, es el talento responsable de las obras que acompañan esta edición. En ellas, las penas y tormentos de los presos adquieren formas palpables; se exteriorizan haciendo evidente el dolor implacable y la asfixiante condición humana sobre los que Wilde escribe con tanta franqueza. Chincoya nos enfrenta con las formas espectrales que asumen el sufrimiento. Sin el acento lúdico que lo caracteriza, en esta ocasión nos ofrece pinturas más sombrías, en las que las caricaturas y personajes de la infancia que normalmente acompañan su producción artística, han sido sustituidas por bestias, fantasmas y cuerpos sufrientes. Piedras, muros en ruinas, cráneos y cadenas conforman escenarios inhabitables.