Cuentan de un matrimonio en el que el marido y la mujer estaban peleados y no se hablaban. Sólo se comunicaban a través de recados escritos. Cierta noche la mujer se encontró en su almohada un mensaje que decía "Por favor, despiértame a las siete en punto". Al día siguiente, el marido se despertó a las 9:00 a.m. y se levantó enfurecido contra su mujer. Entonces, vio sobre su buró una tarjeta que decía: "Son las siete en punto, ¡despiértate!". Esto nos demuestra que la comunicación de nada sirve si aquél a quien está destinada no la escucha o no la quiere escuchar.