La presente obra tiene como propósito estudiar el derecho que sentó las bases para el florecimiento del Imperio romano no como algo caduco, marchito, sino como un conjunto de conceptos e instituciones dinámicos, vigorosos, que perduran en los sistemas jurídicos contemporáneos de todo o casi todo el mundo.
Sería vergonzoso para un abogado desconocer los orígenes y antecedentes, del derecho mexicano, en particular, y del derecho del mundo, en general, pues ambos recogen muchos de los conceptos acuñados en Roma. Por eso, así como el estudioso de Ia filosofía debe estudiar Grecia, el del derecho ha de estudiar Roma, pues en ambos pueblos yacen las cunas de la filosofía y del derecho, respectivamente.
Con el estudio de este libro se comprenderá el origen de nuestros actuales tribunales y juzgados, así como el de nuestros funcionarios judiciales. Asimismo, se entenderá el porqué de las modernas actuaciones judiciales y, sobre todo, la importancia de las obligaciones como piedra angular de cualquier sistema jurídico, presente o pasado.