¿Qué pasaría si perdieras tu trabajo, tu dinero, tus pertenencias e incluso a tus seres queridos? ¿Qué quedaría? Hoy en día la rutina y la sobrevaloración de lo material abarcan por completo nuestro tiempo, esfuerzo, aspiraciones y pensamientos, creando un vacío existencial y espiritual. Raquel Levistein nos muestra, con un relato crítico y aleccionador, que para ser plenos y felices, más allá de culpar a Dios por nuestros problemas y pedirle que los resuelva, necesitamos sanar nuestras heridas de la infancia, creer y confiar en Él, y sobre todo, enfrentar a nuestros miedos, valorar a nuestra familia, amigos y ¡a nuestro verdadero yo!