Daly y Gala estuvieron juntos desde 1929 hasta 1982, año en que ella murió ya octogenaria. Durante esas cinco décadas, el pintor la retrató sin descanso y exaltó su belleza y sabiduría en libros, ensayos y declaraciones públicas. Se conocieron cuando él era apenas un joven seguro de su talento pero incapaz de valerse por sí mismo. Hasta ese momento, Dalí había logrado eludir los embates amorosos de su gran amigo Federico García Lorca, pero el miedo a ser homosexual parecía obsecionarlo. Todo cambió con la aparición de Gala, diez años mayor que él. Era una mujer misteriosa, que emanaba autoridad, y su promiscua vida sexual había contribuido a que los surrealistas se enamoraran de ella, Poco tiempo después, Gala abandonó a su marido, el poeta Paul Eluard, para convertirse no sólo en la mujer de Dalí, sino en su principal colaboradora, consejera y fuente de inspiración. Nunca más se separaron. Compartieron hambre y privaciones, superaron el desprecio y la cúpula surrealista, huyeron de guerras y siempre vivieron de acuerdo a sus propias reglas y deseos, esmerándose en todo momento por relacionarse con los ricos y poderosos. Este es el itinerario de un amor hecho por igual de atracciones y rechazos, de brillo y de miserias. Esta es una historia singular; la de dos paradójicos ?siameses?.