Oscar Wilde es una de las figuras más brillantes de la literatura inglesa. El retrato de Dorian Gray (1891), es una de sus obras más famosas. Encuadrada en lo que se dio en llamar movimiento decadente o simbolista de la mitad del siglo XIX, reivindicaba un credo estilístico puro y absoluto, una primacía de lo artístico sobre lo objetivo. Dorian Gray, un joven hermoso como un atleta griego, se dedica a apurar el cáliz de todos los placeres, mientras su retrato es el que envejece y recibe en su imagen las huellas de la depravación.