Dado a conocer inicialmente en catorce entregas diarias en el periódico El Espectador de Bogotá en 1955, poco después de los acontecimientos que consigna, este reportaje sacudió a la opinión pública de Colombia y llevó a la dictadura a responder clausurando el rotativo. EI heroísmo en la peripecia del narrador de pasar diez días de absoluta soledad entre las bestias marinas no sólo radica en haber vivido para contarlo, sino en revelar los detalles de la corrupción en la armada para facilitar el contrabando y otras violaciones al reglamento que en principio ocasionaron la tragedia, lo cual a la larga desmoronaría su propia leyenda.