Infinita y múltiple son los adjetivos que caracterizan la obra de Franz Kafka. La muralla china cuenta cómo un emperador ordena a varias generaciones de súbditos que levanten un muro para defender al imperio de ejércitos enemigos. Los constructores obedecen sin cuestionar, el pueblo nunca se dará cuenta que hay un grave error en la misión. Una desconocida fuerza les arrebató de modo grotesco su libertad. Convertida en adjetivo, la palabra kafkiano se usa como sinónimo de absurdo. Además de su excelencia literaria, La muralla china es una fascinante demostración de que también el absurdo puede ser infinito.