El largo ensayo de Sigmund Freud (1856-1939) sobre Moisés y la religión monoteísta fue comenzado en vísperas del Anschluss de la indefensa Austria por Hitler y concluido en el destierro londinense. Los cuatro Escritos sobre judaísmo y antisemitismo que completan el volumen son un testimonio de las actitudes públicas del fundador del psicoanálisis frente al problema judío. La idea de un Dios único, el rechazo del ceremonial mágico y la acentuación de los preceptos éticos constituyen, a juicio de Freud, el núcleo característico de la religión judía. La capacidad del pueblo judío para mantenerse unido tiene su último resorte en las creencias mosaicas, que exaltaron su autoestima. Los motivos más profundos del odio a los judíos se relacionan también con ese peculiar talante del pueblo elegido, dispuesto a arrostrar las más crueles persecuciones, seguro de su destino.