Todos tenemos una tía medio loca. A veces lleva un ridículo sombrero amarillo, a veces nos confía historias tremendas de ahogados en altamar y a veces, también, la descubrimos llorando en silencio. Eso le ha ocurrido a Araceli (que está a punto de cumplir los quince años) ahora que sus padres decidieron enviarla a vacacionar con la famosa tía Lú, que vive junto al mar, se escapa a pintar paisajes de playa y, lo más terrible, no tiene aparato de televisión.