“El año de mis noventa años quise regalarme una noche de amor loco con una adolescente virgen. Me acordé de Rosa Cabarcas, la dueña de una saca clandestina que solía avisar a sus buenos clientes cuando tenía novedad disponible. Nunca sucumbí a esa ni a ninguna de sus muchas tentaciones obscenas, pero ella no creía en la pureza de mis principios, decis, con una sonrisa maligna, ya lo veras”. Memoria de mis putas tristes es una conmovedora reflexión que celebra las alegrías del enamoramiento, las desventuras de la vejez y sobre todo lo que sucede cuando sexo y amor se juntan para darle un sentido a la existencia. Nos encontramos ante un relato aparentemente sencillo pero cargado de resonancias, una historia narrada con el excepcional estilo y la maestría en el arte de contar historias de los que sólo fue capaz Gabriel García Márquez.