Cuando un adolescente pregunta qué sucede en Ucrania, Nicaragua, Sudán o Afganistán, las respuestas exigen un acto de responsabilidad para reconocer lo que hicimos mal los adultos. ¿Cómo explicar las guerras? Este mundo, en el que hay demasiadas cosas que definitivamente no funcionan, está así por culpa de los mayores. Sin embargo, son los más jóvenes quienes, sin tener la menor responsabilidad por la destrucción, el dolor y la barbarie, tienen la posibilidad de mejorar y corregir lo que les hemos dejado. Este libro es para ellos. En cada conflicto siempre hay niños, adolescentes y jóvenes, a quienes, para mantenerse seguros, se les exige pensar o actuar como si tuviesen mayor edad. Son los primeros a los que necesitamos entender y en quienes debemos pensar. Si tenemos que escoger una sola razón para conocer y ver aquello que sucede lejos, ellos son la más importante. Lo que hicimos mal los adultos es un rompecabezas de lo descompuesto: la guerra civil en Siria, la crisis en Myanmar, la violación de los derechos humanos en Irán, los conflictos armados en Yemen, Libia, Palestina e Israel.