El crecimiento interior del ser humano no se detiene. Mientras estemos vivos poseemos la capacidad de amar, aprender y desarrollar nuestro potencial intelectual y espiritual. Tal es una de las lecciones de este hermoso libro de Jorge Bucay, quien nos invita a no conformarnos con los logros obtenidos, pues el hecho de haber llegado a la cima no significa el fin de la ruta, sino el inicio de un nuevo ascenso. En este caso Bucay señala el camino a seguir y nos acompaña un trecho en esta nueva aventura, la cual está relacionada con la espiritualidad. “Al plano de la espiritualidad -explica el autor- se accede por fuerza después de haber transitado y conocido los otros planos y por lo menos pensado y encarado el camino de la autodependencia, el del encuentro, el de las lágrimas, el de la felicidad y el de la sabiduría.”