Fue en las costas mexicanas del Pacífico, hace cientos de años, cuando el famoso príncipe mixteco Tidacuy se enamoró sin remedio de Itayuta, Flor de Agua. La leyenda mixteca dice que el rey y padre del enamorado se opuso rotundamente a los sentimientos de su hijo. Para solucionar el problema, el rey pidió a los mejores hechiceros de Tututepec que le quitaran a su hijo ese loco amor del cuerpo y del entendimiento. Los magos hicieron un conjuro con la intención de llevarse el enamoramiento, pero no resulto tan sencillo como imaginaban. En estas páginas se cuenta qué fue de aquellos jóvenes enamorados y de aquel antiguo reino mixteco que tuvo un inexplicable príncipe-pájaro.