LLEGADA A EXCÉL$/OR
Cuando Gabriel Vargas mostró a los grandes personajes del pe·
riódico Excé/sior sus dibujos. causó revuelo en la redacción del
periódico. Eran dos trabajos enormes, uno lilulado "El dla del
lránsilo", el otro, "Construcción de la Catedral de México", donde
se veían españoles dirigiendo los trabajos de la gran obra, indios
mexicanos labfando las piedras. El arqueólogo Alfonso Caso
consideró a este dibujo como un códice.
AJ día siguiente. Gabriel regresó al periódico, tenia que entre·
vistarse con lOs dibujantes Ernesto García Cabra! y Mariano
Martloez. A las OCho de la mañana llegó al Departamento de Di·
bujo. estaba un señor haciendo el aseo, a quien le preguntó poi'
las personas con quienes tenía que entrevistarse, y a las que debería
entregar una carta que les enviaba el Ministro de Educación. El señor
le contestó que llegaban al mediodía, porque para ellos era de madrugada.
que regresara más tarde.
Gabriel prefirió esperar y le dijo al señor: - Présteme una jerga
y una cubeta de agua para limpiar las mesas de dibujo, los bancos y
las sillas que están sucias. salpicadas de tinta y de pintura blanca. si
lavo los muebles quedaran muy limpios-. El señor muy sotpfendido
le contestó: --Uy, niño, si yo no me atrevo a arreglar los muebles de
este departamento es porque los señores son muy delicados; si te
permito que limpies las mesas de dibujo y cambias de lugar algún
papel, se me aparece el diablo encuerado. A ellos no les gusta que
les toquen sus útiles
El señor era Paulino Suárez, el encargado de asear los departamentos
de dibujo e ilustraciones. El joven Vargas le insistió que le
prestara un trapo y una cubeta de agua, a lo que finalmente accedió
don Paulina, diciéndole: -Te vaya dar lo que me pides, pero a ver si
no te endrogas y recibes una reprimenda de los dibujantes.
Gabriel se dobló las mangas de la camisa y con gran entusiasmo
empezó por quitar las cosas del escritorio y de las mesas de trabajo.
para después lavarlos: no se le veían las manos por la raprdez con la
que hmpraba, pues temía que lo sorprendreran tos drbu¡antes Cuando
termrnó de lavar el escrrtorro y las mesas. acomodó los papeles y los
úTrles de trabajo tal y como estaban Al ver don Pauhno que acomodaba
los objetos te drjo: -Eres un muchachrto muy cuidadoso. yo no
me hubrera atrevrdo a tocar los útiles de trabajo de los dibujantes. por
no saber cómo volverlos a acomodar
Después de termrnar su labor. Gabrrel se sentó en una srlta a esperar
la llegada de las personas a las cuales iba a ver Con cierto
nervrosrsmo, qureto y pensatrvo esperó que pasara el trempo_ De pronto.
escuchó un vozarrón que decia - iCaramba. qué hmpro está todo.
aqui hubo manos de mujerr ¿Qurén limpió y acomodó tos útrtes de
traba¡o?- El pequeño Varguitas apenado y mirando al suelo te con
testó - Yo señor. yo arreglé las mesas. sr algo está mal. yo soy el
culpable-_ Segundos después. llegó otra persona, quren mirando a
su alrededor exclamó: - Aquí sucedió un milagro, tOdo está muy hm
P'o--EI prrmero en aparecer era don Ernesto Garcia Cabral "el Chango"
el segundo. don Marrano Martinez.
Don Ernesto dijo a don Manano· -Ha sido el jovencito quien arregló
todo- Después le preguntó al niño -¿Cómo te llamas