Leibniz, como filósofo, concentra en su sistema toda la filosofía precedente y, al hacerlo, merced a su talento inventivo, perfila en mucha parte los trazos de la filosofía posterior. Polígrafo de nota, transita el globo intelectual del saber descubriendo afinidades en los diferentes campos merced a una concepción universalista. Su filosofar es, en efecto, inseparable de su concepción científica. Tras un conocimiento adquirido, ve la manera de ubicarlo dentro de una totalidad. Si la filosofía es concepción totalizadora del saber, la de Leibniz constituye uno de sus clásicos paradigmas en la historia de las ideas.