Justina y su hermana estudian en el convento de Pathémont. A la muerte de sus padres, quedan en el abandono y sin un lugar adonde ir. Ante esta situación, Justina decide llevar una vida virtuosa y apegada a la castidad, lo que la llevará a una existencia llena de desdichas y sufrimientos, víctima de los maltratos y las perversiones sexuales de diferentes personajes. Una historia que deja claro que la virtud no sirve en una sociedad de vicios.