La investigación de Daniel Goleman demostró que la inteligencia emocional es un determinante del buen liderazgo, más poderoso que la competencia técnica, el cociente intelectual o la visión estratégica.
Influir en quienes nos rodean y mejorar nuestro bienestar requiere que seamos conscientes de nosotros mismos, que sepamos controlar nuestras emociones y que comprendamos las emociones de los demás.
Los contenidos del texto cuentan con la autoría y el aval de Harvard Business Review, línea editorial reconocida internacionalmente por el éxito de sus publicaciones en el área de la gestión y el desarrollo de personas y organizaciones.