Desde su pasión por la mente y la condición humana y con las limitaciones científicas existentes en su época, Freud buscó la cura a algunas enfermedades que no podían ser explicadas médicamente y cuyos síntomas aquejaban y llevaban a la desesperación a mujeres que no hallaban el remedio. En mayo de 1889 el joven médico conoce a una mujer con una personalidad arrolladora y con un padecimiento que lo interesa tanto que le dedica gran parte de su tiempo buscando la cura. Inicia con la hipnosis como método terapéutico, siendo éste su primer ensayo. Tiempo después una joven inglesa, deprimida, fatigada llega al consultorio del terapeuta esperando que él la cure. Como esta mujer es reacia a la hipnosis, Freud elige como alternativa terapéutica la colocación de su mano sobre la frente de la paciente, para inducir el recuerdo no consciente, pero presente en la memoria, que originó el síntoma histérico. Años más tarde, el doctor conoce a una chica de diecisiete o dieciocho años, quien se presenta como "enferma de los nervios" y con quien inicia un nuevo método terapéutico: la palabra como expresión actual de sucesos pasados cargados afectivamente y el análisis de dichos sucesos, dándoles una significación consciente. Así, Estudios sobre la histeria es la piedra angular sobre la que está soportado todo el aparato teórico y práctico del Psicoanálisis, sus inicios, sus fracasos y los aciertos que lo fueron conformando. Por ello, su lectura se convierte en una herramienta insustituible tanto para los estudiantes como para los interesados en el tema.