En el año de. 1996, al intentar meditar con los ángeles por primera vez, recibí un mensaje en mi oído derecho, con voz grave, fuerte y clara: "Para escuchar a tus ángeles no utilices los oídos, Escucha con tu corazón". Ocho años más tarde, esta frase dio pie a mi primer curso de ángeles y, muchos años después, a mi primer libro. Escuchar con el corazón implica mucho más que oír, implica abrir tus sentidos, estar atento a tus emociones, recordar quién eres, abrirte a lo que recibas y ¡Confiar! Los ángeles están, aquí y ahora, entre nosotros para guiarnos y protegernos, pero sobre todo, para recordarnos que somos parte de la creación de Dios, que tenemos una naturaleza divina y que somos profundamente amados por Él. Escribí este libro abriéndome a mis ángeles, especialmente al Arcángel San Gabriel, para que fueran ellos, los ángeles, quienes escribieran por mí; quienes pusieran las palabras exactas en mi mente y la energía en mis dedos para teclear sus ideas. Me abrí no sólo a la creatividad de mis ángeles, sino también a recibir su energía y su guía divina, y al amor incondicional que ellos tienen para mí, para ti, y para cada uno de los seres humanos. Espero, querido lector, que a través de estas páginas, también tú logres abrirte y puedas sentir la magnificencia de esta energía, que comprendas que nuestra realidad es mucho más extensa de lo que imaginamos y que, definitivamente, no estamos solos; estamos siempre y en todo momento acompañados de nuestros ángeles, que continuamente nos observan, nos cuidan, nos protegen, nos aman y nos aceptan incondicionalmente y, si así lo deseamos, también nos guían en nuestra vida diaria.