Notable cuentista, dramaturgo, novelista, crítico literario y ensayista de artes plásticas –él es el gran narrador de la pintura mexicana de este medio siglo–, García Ponce ha confundido inigualablemente esas musas enemigas que la vida y el arte saben ser. Por un lado el sujeto de este libro es un artista ejemplar, tal vez –con Jorge Cuesta– el más puro del siglo mexicano. Por otro lado, es un hombre cuya pasión por el erotismo acaricia, una y otra vez, el escándalo. Lo han llamado pornógrafo. Lo han llamado hermético. Este libro es un sensible acercamiento a una figura tan extraña como indiscutible de la literatura mexicana.