"Tal vez usted, lector, no llegue a leer estas líneas. Este prólogo se convierte en innecesario ante un libro con los textos tan precisos, las imágenes tan bellas y la idea tan poderosa y comprometida que apenas se puede decir nada más. Algunos, pocos, hemos tenido la suerte de vivir en lugares muy cómodos. Con una violencia estructural, difusa y leve, si te acoplas a la jaula que el poder ha dispuesto para ti. Pero una gran parte de la humanidad vive en una sociedad con violencia extrema. Colombia, que dispone de todo lo necesario para ser un país rico y próspero, sufre una violencia atroz que proviene desde casi cualquier sector, público o privado, que se quiera pensar. La violencia ha de ser entendida como una psicopatología del poder. La agresividad es natural: es el modo de vivir en la naturaleza. Sin embargo, la violencia solo es humana. No es natural, tiene un significado. Y ese significado siempre remite, como decía Gandhi, a un estado de carencia y debilidad, a una fisura en las propias creencias y al desprecio de sí mismo. Una precisión se hace necesaria: no podemos ser neutrales ante la violencia."
