Esta obra es entre las novelas protagonizadas por Sherlock Holmes, aquella en que con mayor originalidad y fuerza interviene, como elemento básico de la acción y la intriga, la lúgubre noche del Londres victoriano de las farolas de gas y los coches de caballos, con sus brumosos muelles y callejones poblados de extraños seres, de misterios y de amenazas. Es también, quizá la novela de Sherlock Holmes en que más estrechamente se ven vinculados el proceso deductivo y la acción violenta, en un desarrollo al mismo tiempo plausible y fantásticamente imaginativo.