En El cielo está incompleto, Emmelhainz narra su experiencia en los Territorios Ocupados e Israel a través de reflexiones, cartas, textos experimentales, ensayos críticos, ficciones, crítica de arte, descripciones del paisaje y encuentros con amigos, discusiones intelectuales, vivencias en las que la Ocupación se hace presente (o no). Para plasmar el conflicto, la autora experimenta con varios ángulos de visión combinando historias contadas, la actualidad y la Historia escrita, historias de amor, amistad y otro tipo de vivencias personales. El objetivo de este compendio de textos es proporcionar a los lectores un dibujo de cómo se vive bajo uno de los conflictos políticos más urgentes hoy en día. Acerca de su estadía en Medio Oriente la autora dice: "me reconocía viendo y escuchando, incapaz de registrar lo que estaba viviendo; buscaba distintas maneras de procesar mis percepciones. Se dice que la visión se caracteriza por ser incorpórea y violenta, la mirada por inscribir y marcar los cuerpos. "¿Con la sangre de quién se harían mis ojos? La visión se convirtió para mí en la posibilidad de ver, reconstruyendo sin cesar un punto de vista desde el cual procesar las tensiones, resonancias, transformaciones, resistencia, complicidad y dolor, frustración, sometimiento, odio, memoria y lo que los palestinos llaman 'la tiranía de la incertidumbre' de la vida bajo la ocupación. De alguna manera, mi experiencia me hizo presente los aspectos sensoriales y corpóreos de la visión. Empecé a sentir lo que veía. "La ansiedad de estar encerrada en el bucle de mi propia mirada me causó lo que estaba viendo se tradujo a anorexia, codependencia, ansiedad de ceguera, depresión, enamoramiento. Y descubrí que ver no es decir, sino ver asediada por la ansiedad de ceguera. Es decir, intento de ver".