Un pequeño e impaciente abeto quiere crecer para ser tan alto, fuerte y majestuoso como los otros árboles del bosque. Desea sentir la luz del sol y la frescura del aire en las alturas. Anhela ser talado por los madereros que se alejan en camiones repletos de árboles, a los que de seguro aguarda una vida feliz. Y un buen día es elegido. ¿Qué hacer si se cumple nuestro mayor deseo?