Se ha cometido un asesinato brutal, una mujer apareció muerta en la cama de un expandillero, ahora padre de familia. Mickey Haller es su abogado defensor, pero no puede solo, necesita la ayuda de su hermanastro Harry Bosch, un policía retirado del Departamento de Policía de Los Ángeles. Las pruebas contra su cliente parecen irrefutables, sin embargo, Haller cree que se trata de una trampa.
Acostumbrado a buscar pruebas a favor de la parte acusadora, Bosch no está de acuerdo en cruzar al otro lado y trabajar para la defensa. Está convencido de que eso destruiría todo el bien que ha hecho en sus treinta años de policía de homicidios. Pero Haller le promete dejar que las cosas caigan por su propio peso. Por fin, Bosch acepta el caso, aun cuando esto va contra sus principios. El expediente de la acusación tiene demasiadas lagunas y él tiene que llegar al fondo por sí mismo: si el cliente de Haller no lo hizo, ¿entonces quién mató a la mujer?
Lucy Soto, una antigua compañera de Harry, lo ayuda con la investigación, así sus pesquisas los llevan hasta el interior del Departamento de Policía de Los Ángeles. Harry se da cuenta de que el asesino al que ha estado siguiendo la pista, también lo ha estado investigando a él.