Salvador Dalí no sólo destaca como gran pintor y uno de los mejores dibujantes de todos los tiempos. Dalí fue, antes que nada, un personaje. Desde muy joven se propuso triunfar, ser famoso, llamar la atención... ¡y vaya si lo consiguió! Dedicó su enorme talento tanto a la pintura como a la propaganda de su imagen pública. Era un gran actor que se representaba a sí mismo y un maestro de la extravagancia y el disparate. Su gran creatividad le llevó a adentrarse con éxito en el cine, la escultura, la ilustración de libros, el diseño, la moda, la publicidad, la novela, la autobiografía... A su muerte, nos dejó más de mil quinientos cuadros y un originalísimo Teatro-Museo lleno de sorpresas.