Difícilmente encontrarás en estos doce Cuentos violentos al amor como el brioso motor de la vida. Pero sí a su contraparte: el odio, el malestar perpetuo, que se erige en motivo para significar a una vida inasible de por sí. A través de estas páginas, los personajes estarán inmersos eh una vorágine de ira, odio, pasión, venganza y violencia. Todas pulsiones tan vigorizantes como la infatuación del enamoramiento: La provocación como una forma de huir de la náusea. La violencia convertida en conjura contra el miedo. La venganza como último deseo de un condenado. La barbarie de la piedad católica... El suicidio como remedio para la vacuidad y el aburrimiento. La agresión oculta detrás de una metáfora. La arrogancia como el último bastión de los inadaptados. Los pecados que se entremezclan en un encuentro fortuito. La culpa aguardando un ajuste entre hermanos. Dios como el máximo proveedor de la ira. El abuso como derecho inalienable. El odio que respira silente como una bomba de tiempo.