En el caso de los escritores rusos, la censura, la burocracia y la crítica fueron parte de su fuente de inspiración para crear estos relatos que reflejan las costumbres de la sociedad rusa: Memorias de un loco, Nikolái Gógol; Biriuk, Iván Turguéñev; El gran inquisidor, Fiódor Dostoievski; Francisca, León Tolstói; Una mujer extraña, Nikolái Garín; Una buena mujer, Antón Chéjov; Un incidente, Máximo Gorki; Un hombre original, Leonid Andréiev; Una sumaria, Alexandr Kuprín; Un asesinato, Mijaíl Artsibáshchev; La quiebra, Osip Dímov; En las garras de la muerte, Nikolái Tasin; Los padres, Ilia Surguchov; Los murmullos de la selva, Vladímir G. Korolenko; El sueño de Oblómov, Iván A. Gonchárov; El potrillo, Mijaíl Sholojov.