Me llamo Emma Darwin, y fui esposa de uno de los científicos más valiosos que ha dado la humanidad: Charles Darwin, el amor de mi vida. Mi marido descubrió uno de los mayores secretos del mundo viviente: el de la evolución. Charles quería saber cómo es que existen tantos seres vivos tan distintos entre sí y tan bien preparados a sus respectivos ambientes. árboles, hongos, criadillas, insectos, aves y lombrices, en el bosque, ratones, zorros y serpientes, en el desierto. Seres de formas extrañas y hermosas, en el mar.