A mi regreso de los Estados Unidos, luego de la increíble serie de aventuras en los mares del sur y otros lugares, cuya narración hago en estas páginas, el azar me hizo conocer a varios caballeros, quienes me urgían a ofrecer mi narración al público. Pero yo tenía diversas razones para negarme. Uno de los caballeros era Mr. Poe, escritor. Él me comprometió a redactar en seguida una narración completa de todo lo que había visto y soportado, y afirmó que por deforme que fuera mi escrito desde el punto de vista literario, esto constituiría el mejor motivo para ser recibida como algo real. Luego me propuso, ante mis negativas, que lo dejara redactar a su manera una narración de mis aventuras, de acuerdo a los sucesos relatados por mí. No pude negarme.