Arthur Conan Doyle (1859-1930) fue un novelista británico, de familia escocesa, que estudio en las universidades de Stonyhurst y de Edimburgo, donde concluyó la carrera de medicina. Entre 1882 y 1890 ejerció como médico en Southsea, Inglaterra. Para redondear sus magros ingresos, publicó una novela de intriga: Estudio en escarlata, que se convertiría en el primero de los sesenta y ocho relatos en los que aparece uno de los detectives literarios más famosos de todos los tiempos: Sherlock Holmes. En 1891, Holmes y Conan Doyle ya eran nombres que sonaban en todos los hogares. Doyle había dejado de ser un personaje desconocido y abandonó el ejercicio de la medicina para dedicar todo su tiempo a escribir. La fama universal que adquirió Sherlock Holmes en las décadas posteriores a 1890 tuvo una consecuencia inesperada para Doyle: comenzaron a lloverle cartas de admiradores que le contaban las más pintorescas anécdotas y problemas que le daban ideas para nuevos relatos.
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