Para Osho, el místico contemporáneo, Heráclito representa una de las cumbres más elevadas de consciencia que ha existido alguna vez en esta Tierra. Más que filósofo, Heráclito fue un poeta cuyas paradojas desconcertaron al mismo Aristóteles, pero a la vez reflejan una evolución espiritual fuera de lugar. El fue quien dijo que Dios también es día y noche, invierno y verano, guerra y paz, abundancia y hambre. Retomando este conocimiento milenario, Osho medita sobre la espiritualidad que podemos alcanzar a través de estas enseñanzas. En sus palabras: «¿Por qué es mejor la armonía oculta que la visible? Porque lo obvio, lo visible está en la superficie, y esta puede ser engañosa. La superficie se puede cultivar y acondicionar... Lo oculto no».