La sanación de la obesidad va mucho más allá de la creencia de que nuestro único problema es el peso y que una vez que esté controla do con alguna dieta, todo se arreglará. La verdadera solución pasa por reconocer que muchas veces el hambre que sentimos no es fisiológica, sino que obedece a necesidades emocionales que de no ser escuchadas y atendidas persistirán con su conocida carga de ansiedad y culpa.