En su breve vida –Antón Chéjov murió a los cuarenta y cuatro años-, dejó centenares de cuentos, novelas breves y obras de teatro. Por sus páginas desfilan, con el laconismo expresivo que lo caracteriza, los diversos y complejos personajes de la Rusia de finales del siglo XIX y principios del XX. Comenzó a escribir y a publicar relatos humorísticos para ayudarse a pagar la carrera de medicina que le hicieron ganar rápidamente un gran prestigio como cronista de la sociedad y la vida cotidiana. El jardín de los cerezos. Tío Vania. La gaviota y Tres hermanos, entre otras de sus obras que incluimos en esta edición, son predilectas de la crítica, que a lo largo de las décadas lo ha considerado un narrador nato, y al menos artificial de los escritores.
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