Fromm demuestra que es de índole defensiva, destinado a garantizar su supervivencia. Por otra parte, la agresión maligna o destructiva, en que el hombre mata sin objetivo biológico no social, es peculiarmente humana y no instintiva. Forma parte del carácter humano y es una de las pasiones, como el amor, la ambición y la codicia. Partiendo de esta posición teórica, Fromm estudia y tanto las condiciones que provocan la agresión defensiva como las que son causa de la destructividad genuina.