Aristóteles considera el alma el principio vital de los seres vivos. Propone que el alma no es una entidad separada del cuerpo, sino que está intrínsecamente ligada a él, siendo la forma que da vida a un ser. Analiza cómo el alma está relacionada con diversas facultades como la percepción, el intelecto y el movimiento. Sostiene que todas estas funciones no son independientes, sino que forman parte de un todo unificado que es el ser vivo.