Dentro de este ámbito Julio Verne inicia su labor artística desarrollando un nuevo atractivo tipo de novelas de aventuras, basados en datos geográficos y científicos, es cuando concibe la idea de artefactos como el dirigible o el telégrafo inalámbrico, cuya elaboración real estaba todavía lejana. Uno de estos aparatos, probablemente el que llama más la atención, es el que aparece en extraordinaria obra bajo el nombre de Nautilus: nave submarina que acompaña en insospechadas aventuras al Capitan Nemoy que tiene su desenlace final en otra magnífica novela como la Isla Misteriosa.